Durante el periodo de vacaciones la rutina de los niños suele ser menos estricta, con horarios más flexibles, los horarios de alimentación cambian, hay más tiempo libre que regularmente se utiliza para ver televisión, juegos de video, pasar más tiempo frente a la computadora… actividades sedentarias, disminuyendo la actividad física y por su puesto, también aumenta la cantidad de bocadillos que se consume.
Lo más habitual es que el desayuno se ‘salte’, picotear entre comidas, hacer comidas rápidas de alto valor calórico y poco nutritivas.
Es normal que los niños aumenten de peso, pero no tan rápido y en periodos de tiempo tan cortos: Éste problema se vuelve más alarmante ya que 1 de cada 4 a 5 niños es obeso y uno de cada 3 esta en riesgo de serlo.
Por ello, es fundamental mantener la estructura en la rutina del niño, manteniendo los horarios fijos para su alimentación y actividades físicas recreativas. En las vacaciones, la rutina se pierde comenzando con los horarios para dormir y levantarse temprano; y por consiguiente también se alteran las demás actividades, como son las horas de las comidas, tiempo de tareas o repaso escolar, tiempo para entrenamientos o actividades físicas, etc. y por consecuencia, eso tiene repercusiones directas e inmediatas en el peso de los niños, así como negativas para su futuro.
Es imprescindible contar con rutinas establecidas y en periodos de vacaciones ser ‘un poco más flexibles’ ya que esto le provee de seguridad, autocontrol y autoestima, al niño contribuyendo a su formación.
Por ello, en éstas vacaciones veraniegas no se olvide de su rutina, no tiene que ser aburrida, pero si saludable. Aquí algunas sugerencias para planear unas vacaciones sin kilos de más.
Mantenga un horario fijo para las comidas. No saltarse ninguna (especialmente el desayuno) y evitar picar entre comidas. Los horarios hay que mantenerlos fijos y adaptarlo a cada uno, repartiendo los alimentos en 4 o 5 tomas durante el día y no concentrarla en uno o dos momentos.
Tenga a la mano solo alimentos nutritivos. Los tres ingredientes que hay que reducir en general en las comidas son la grasa, azúcar y sal. Evite a toda costa dar a los niños golosinas, chicharrones o papas fritas. En cambio, ofrézcales frutas, jugos, verduras, cereal bajo en azúcar, y si los niños quieren una botana, prepáreles palomitas de maíz porque son más saludables y contienen menos grasa; también puede darles yogur o fruta fresca.
Mantenerse activos. Realizar todos los días lo más posible actividades como pasear a la mascota, jugar activamente, ayudar a las labores de la casa. Incluya por lo menos una hora de ejercicio físico al día.
Limite el tiempo de televisión y videojuegos. Dentro de su planeación destine dos horas al día (máximo) para estas actividades. Tampoco permita que los niños ingieran sus alimentos y vean televisión ya que esto provoca mayor consumo de alimentos o distracción de los niños.La hora para actividades educativas. Como leer algún cuento, hacer alguna manualidad que al niño le agrade, repasar lecciones de la escuela, etc.Beber de un litro y medio a dos litros de agua al día. Ofrezca solo agua a los niños, para darle más sabor puede añadirle fruta, jamaica, limón o naranja. Evite darle a los niños refrescos o bebidas azucaradas.
Tenga frutas y verduras listas para comer en el refrigerador. Así cuando los niños sientan hambre, podrán servirse ellos mismos algo refrescante y nutritivo.
Comidas fuera de casa. En cuanto a este ‘delicado punto’ le sugiero huir de los menús infantiles, regularmente son de alto contenido energético y no incluyen frutas ni verduras. Mejor pida raciones más pequeñas para sus hijos del menú para adultos.
¡Felices vacaciones de verano!
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